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ABADONNA: Fragmentos del Alma (Capitulo I)

Capítulo I: Parte 1

Continuamos con una nueva entrega de nuestro libro digital, esta vez Abadonna, Capítulo I: parte 1. Puedes leer el PREÁMBULO, antes de iniciar o continuar la lectura desde acá. Un capítulo por semana, antes de iniciar la lectura toma en cuenta lo siguiente:

ADVERTENCIA

EL SIGUIENTE TRATA TEMAS QUE PUEDEN AFECTAR LA SENSIBILIDAD DE ALGUNAS PERSONAS.

SE SUGIERE DISCRECIÓN POR PARTE DEL LECTOR.

LOS PROBLEMAS DE SALUD MENTAL Y LAS IDEAS DE SUICIDIO SON MÁS COMUNES DE LO QUE PENSAMOS, LO IMPORTANTE ES PEDIR AYUDA Y ESTAR ATENTOS PARA APOYAR A OTROS CUANDO NOS NECESITEN. EN CASO DE NECESITAR AYUDA LLAMA A UNA PERSONA DE CONFIANZA O MARCA AL 156.

CAPÍTULO I: Parte 1

PLEURS

Muchas veces preferimos aguantar y dejar adentro el dolor, el sufrimiento; pero cada vez que lo hacemos…Es como si acumuláramos un peso innecesario que poco a poco nos enceguece y nuestro razonamiento se ve mermado, tomamos decisiones que veas por donde las veas nunca tendrán una la solución deseada…

Soledad, sin conexión alguna, vació y desesperación...

Al llegar a este lugar comienza mi redención, dejé atrás la vida que tuve; ya no tengo derecho a reclamarla o extrañarla. Creo que si te cuento todo lo que pase hasta el momento te será de gran ayuda para hallar uno de los objetivos que tuviste en vida…

Al comienzo me encontraba muy desorientado; no podía hallar explicación de como pude llegar a ese lugar. Segundos atrás me encontraba en un valle, lleno de irregularidades y fisuras que derivaban en barrancos de difícil accesos; ahora me encontraba en una planicie que no daba señal de vida alguna, era un lugar muerto que parecía  que se extendía hacia el infinito, un océano hecho de tierra; al mirar al cielo no se podía apreciar ni la luna, ni las estrellas, el paisaje brevemente se iluminaba por una especie de gas fluorescente que salía de algunas fisuras de la tierra, cada 3 pestañeos podía vislumbrar alguna que otra figura …

vació, soledad y desesperación

Me encontraba envuelto en la oscuridad. Ya no me preocupaba mi seguridad, al fin de cuentas era lo que había decidido, el lugar en el que me hallaba escapaba de toda realidad, parecía un lugar sacado de la imaginación, escrito por alguien de muy mal gusto… ¿Dónde me encontraba? ¿Serian las puertas del infierno? ¿El purgatorio? Era lo único que se me ocurría en base a lo que escribió Alligieri en su momento o lo que se decía acerca del Inframundo.

Al final esas preguntas dejaron de interesarme, comencé a recordar todo lo que me había ocurrido en vida, pero cada vez que recordaba también brotaban los sentimientos vividos y no solo ello, se amplificaban y causaban que aumenté mi dolor, al punto de agarrar y clavar mis uñas en el pecho a manera de querer sacarme el corazón. Sentía como mi alma era carcomida por la depresión…

Perdida de noción, de sensación, ganas de dormir...

No se cuanto tiempo estuve en aquel lugar, me daba la sensación de que fueron días. Aquella planicie era muy deprimente, el viento que soplaba parecía cargado de lamentos y sufrimiento, me hallaba envuelto en tinieblas que señalaban que abandone toda esperanza de encontrar luz o algún tipo de consuelo…

Poco a poco cerré los ojos, eran un sentido innecesario; perdí fuerza en las piernas ¿De que me servirían? Estaba dispuesto a dejarme llevar por el viento, ser enterrado o absorbido por aquella tierra negra…Al estar encerrado en mis pensamientos, comencé a escuchar el murmullo que parecía de procedencia humana, no podía oír lo que decían, sus palabras me eran confusas y el murmullo comenzó a tornarse en bulla.

Nunca abras la puerta | Marcianos

Ante el escándalo intente abrir los ojos, pero no tenia fuerzas, el cuerpo no me respondía…La bulla era insoportable, estaba mezclada con dolor y frustración, sentía como todo su tormento se materializaba en sacudones y tiradas que terminaban en rasguños en mi cuerpo, sus lágrimas heladas como el hielo tocaban mi piel, era algo que ningún ser humano lo hubiese aguantado, era el sufrimiento y la locura en su máxima expresión; pero de un momento a otro deje de sentir jalones y la bulla de nuevo se convirtió en silencio, me decía ¿Qué es lo que habría ocurrido? Y del silencio salió una voz:

¡Aléjense, vayan a buscar su carroña a otra parte! – era una voz ronca y profunda; yo no pedí en ningún momento la ayuda de alguien, pero ahí estaba alguien quien decidió recogerme de aquella prisión… ¡Muchacho! ¿Puedes oírme? Intenta abrir los ojos… En ese momento por más que intentaba responderle, no tenía fuerzas y poco a poco sentí como me abandonaba la conciencia.

CONTINUARÁ…

Puedes continuar con la siguiente parte aquí. No olvides, subimos un capítulo nuevo cada semana. Abadonna, Capítulo I: parte 1, nuestro primer libro digital gratuito, esperamos que sea de tu agrado.

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